Coopsol es una cooperativa con sede en La Banda, Santiago del Estero, y de eso se encarga, cuidar las montañas nativas del gran Chaco americano, donde millones de abejas polinizan y elaboran miel a partir del néctar de las flores año despues del año. . Con más de 32 años de experiencia, esta cooperativa se ha convertido en la mayor exportadora de miel orgánica del país, sus banderas son la certificación orgánica y el comercio justo.
Exportan el 85% de las 200 toneladas de miel orgánica que producen entre ellos y asociados. Los principales destinos son Estados Unidos, Alemania, Japón, Italia, Canadá, Francia y España.
De campo en campo
El modelo de economía social que aplica la cooperativa es muy interesante. Al producir miel, intentan agregar valor a la agricultura campesina. «La producción de miel es importante para los apicultores locales. El trabajo justo y digno les ayuda a permanecer en su lugar de origen, mejorar su calidad de vida y erradicar la pobreza en la zona”, explica Ana Sayago, responsable de desarrollo y proyectos de la cooperativa.
Coopsol trabaja con 350 familias campesinas de los bosques de la gran Chaca americana. Y junto a ellos diseñan proyectos de acceso a agua potable, mejora de la conectividad en zonas rurales, inclusión de mujeres y hombres y jóvenes, y promoción del acceso al crédito para que puedan producir.
“Esto se refleja directamente en el cuidado y defensa del bosque original. Cuantas más familias puedan quedarse en el bosque con una vida digna de trabajo sostenible, menos probable es que se permita la deforestación”, asegura.
Además, toda la miel que producen es rastreable y asegurada por tecnología blockchain, lo que permite ubicar a los productores y las colmenas de donde proviene la miel.
La dulzura del bosque original
La cooperativa está constantemente desarrollando estrategias de valor agregado. Este es el caso de la separación por origen floral y geográfico. “Somos la única cooperativa en Argentina que ha probado separar mieles monoflorales. Agregamos el mayor valor posible a la miel para demostrar que es un producto importante que proviene de la naturaleza”, resume Ana.

Desde hace varias temporadas produce miel de Flores de Atamisqui, una variedad única en el mundo. “El hecho de que se haya hecho es el resultado de muchos años de trabajo, estudio y observación de la naturaleza. Atamisqui es un arbusto autóctono cuya floración en el mes de noviembre perfuma todo el monte donde se encuentra”. Su miel es de consistencia líquida, de sabor delicado y muy suave al paladar. Tiene el punto exacto de dulzura y delicadeza.
Además, todas sus mieles son elaboradas a partir de flores silvestres que crecen en la montaña Chaco – Santiagueño. Las mieles de Palo Santo, Algarrobo y Quebracho se comercializan bajo la marca Wayra. Cada variedad tiene un sabor, aroma, textura y color diferente que las hace únicas.
Y así el campo, los bosques, las montañas nativas llegan a nuestras vidas de la mano de la dulzura de la miel.
Autor: Agro Cultura (https://www.elcampoentuvida.com.ar/la-miel-de-una-cooperativa-del-monte-santiagueno-entre-las-mas-exportadas-del-pais/)