“Nací en Santiago del Estero ya los 20 años me fui a vivir a Buenos Aires. Estoy casado, tengo cuatro hijos y puedo decir que tengo el honor de poder dedicar veinte años a mi pasión que es el rugby profesional”, dijo Juan Manuel Leguizamón, exintegrante de Los Pumas. auditorio colmado en un ambiente de ArgenCarne NOA.
“Vivimos en una realidad de muchas cosas, mucho ruido, y eso nos obliga a centrarnos en lo importante, que es lo básico de la vida. Hoy, inmersos en todo este ruido, vivimos constantemente en el 5º grado, la aceleración, que nos obliga a centrarnos en otras cosas y olvidarnos de lo importante, que es el respeto, los vínculos, las relaciones -prosiguió- en cualquier equipo. «No podemos ir a ninguna parte sin respeto».
“Hay que volver a los cimientos, a los cimientos, como un edificio”, comparó Leguizamón, “si los ladrillos que sostienen un edificio de mil pisos no se basan en el servicio y el respeto, de nada sirve llegar al piso mil. , porque se deshará inmediatamente. Necesitamos recuperar la cultura del trabajo: nada pasa porque sí. Tienes que hacer cosas para causar cosas; si trabajamos duro y con constancia, todo llegará. Confiemos en los procesos por respeto, amistad y confianza. Así es como debe funcionar un equipo. Seamos los líderes que siempre quisimos ser».
En cuanto a las frustraciones, el ex Puma señaló que “siempre surgen obstáculos, pero si nos caemos, nos levantamos y siempre seguimos adelante. Cuando algo sale mal, nos frustra y nos enoja, pero tenemos que tomarlo como una lección para hacerlo mejor la próxima vez. Si trabajas diligentemente hacia una meta y pones todo en ella, y aun así te quedas corto porque la otra persona podría haber sido mejor, superarás la lucha, pero será corta. Todo el esfuerzo que pongamos en conseguirlo determinará el nivel de frustración. Es en la repetición que sucede la magia: con enfoque y consistencia llegarás allí. No hay que centrarse en la llegada, hay que ir paso a paso en las carreras. tiene que concentrarse en el siguiente paso, no en la meta”.
En ese sentido, enfatizó: “Los cimientos firmes brindan las herramientas para la creatividad. Creo que si lo que hacemos es impulsado por el amor y la pasión, y que toda esa locura positiva combinada con un compromiso sin fin creará lazos sin fin. El éxito no tiene nada que ver con ganar. El éxito radica en construir buenos equipos”.
Yo y liderazgo
“Todos tenemos egos y distracciones en algún momento. Muchas veces nos pasa que se generan ambientes de desconfianza y se generan conflictos”, dijo Leguizamón, “Por eso es importante un ambiente de confianza porque no hay que guardarse las cosas adentro. Con ello se consigue una integración diferente. En el deporte, nadie es mucho más ni mucho menos que su compañero”.
En su experiencia, el liderazgo es un papel complicado en el buen sentido. Un líder debe crear un ambiente de confianza y comunicación. “Un líder tiene el desafío de articular claramente el mensaje que quiere transmitir al equipo, porque da más certeza y menos incertidumbre. Liderazgo significa estar siempre al servicio del equipo y fijarse en todo. También necesita saber cómo establecer metas alcanzables y estar preparado para la oposición. La retroalimentación es una herramienta infalible. Hay que invertir tiempo, paciencia, saber escuchar”, enfatizó.
Hacia el final, Leguizamón enfatizó que “Agradecimiento es una palabra infrautilizada. Necesitas practicar un poco más. Debemos ser agradecidos y cuidar lo que tenemos’.