“Necesitamos repensar nuestros sistemas pastorales”

“Necesitamos repensar nuestros sistemas pastorales”

mayo 15, 2023 0 Por Jose Luis Heredia

Los impactos del cambio climático son una preocupación creciente, y el sector agrícola no es ajeno a esta realidad. Al igual que en otros países, la ganadería argentina emite gases de efecto invernadero (GEI) como metano, óxido nitroso y dióxido de carbono, motores del calentamiento global. La Facultad de Agricultura de la UBA (FAUBA) señala que una producción ganadera nacional más eficiente traería beneficios a nivel local y global. Con una gestión relativamente sencilla y asequible, sería posible restaurar los recursos de suelo y forraje al mismo tiempo que se reducen sus emisiones, se cumplen los requisitos de exportación y se aumenta la sostenibilidad a largo plazo.

“Este es un tema candente, especialmente a la luz del reciente informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático. Hay casi 8 mil millones de nosotros en el planeta que queremos vivir la mejor vida posible. El informe destaca la necesidad de una dieta más equilibrada, incluido el consumo de carne. La ganadería en particular tiene un impacto en el medio ambiente al emitir varios gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono, el metano y el óxido nitroso”, dijo Martín Garbulsky, profesor de forrajes de la FAUBA. En este contexto, cabe preguntarse: ¿existe un balance de emisiones de la ganadería argentina?

Según Garbulsky, quien también es investigador del CONICET en el Instituto IFEVA (UBA-CONICET), el último informe de cambio climático de la NASA basado en datos satelitales muestra el balance entre las emisiones y el secuestro de CO2 para diferentes países del mundo. Sin embargo, no incluye metano ni óxido nitroso. La publicación tampoco menciona la ganadería ni ninguna otra actividad productiva específica, ya que ese no era el propósito del trabajo.

“Tenemos que tener mucho cuidado con los balances: el dióxido de carbono no es lo mismo que todos los gases de efecto invernadero. No se trata solo de conseguir una ganadería neutra en carbono, sino de que todo el sistema pastoril capture CO2 y otros gases de efecto invernadero presentes en exceso en la atmósfera”, apunta Martín. Además, agregó que los criadores hoy deben preguntarse cómo mejorar la gestión y la ineficiencia de sus actividades y al mismo tiempo reducir sus emisiones.

emisiones de preocupación
Desde su rol como Director de la Especialización en Sistemas Pastorales de la Escuela de Posgrado (EPG) de la FAUBA, Garbulsky, preocupado por las emisiones de metano, argumentó que “uno de los problemas de la ganadería argentina es que hay muchas vacas –sobre todo en la granja. actividad-, y que cada uno de ellos suelta gases pero produce pocos terneros. Entonces, lo primero que hay que pensar es cómo producir el mismo número de terneros o más con menos vacas. Esto aumentaría la eficiencia y reduciría las emisiones por kg de carne producida”.

En ese sentido, Martín agregó que para que la ganadería argentina y mundial logre una menor huella de carbono, se debe gestionar mejor los recursos forrajeros; especialmente el país. “La idea es que fijen más carbono y se conviertan en un gran reservorio de este elemento”.

Garbulsky también señaló la necesidad de ajustar la cantidad de animales que pueden pastar en los campos. “Todavía existe la vieja noción de que los campos tienen una sensibilidad animal fija y fija. Esto va en contra de la variabilidad natural y climática de los sistemas ganaderos. Hoy en día, utilizando la información satelital disponible en Internet, las tasas de carga pueden ajustarse en función de la producción de pastos”.

Feedlots: ineficientes y necesarios
“Aunque es deseable que los animales se engorden con fuentes forrajeras, una parte importante de la carne que consumimos proviene de animales engordados en feedlots —es decir, en corrales—. Estos sistemas son emisores netos de metano y óxido nitroso, así como de gases de efecto invernadero que provienen de los combustibles fósiles quemados para criar animales. Sin embargo, son una herramienta básica para acortar el tiempo de engorde y, por ende, para una producción con menor huella ecológica”, aseguró Garbulsky.

Martín señaló que los feedlots tienen ciertas ineficiencias que resultan principalmente del poco registro de datos sobre la cantidad y calidad del alimento que se entrega a los animales y el engorde logrado. «En este momento, existen sistemas de información digital simples y económicos que pueden ayudar a monitorear y administrar datos, medir la eficiencia y también estimar las emisiones de gases de efecto invernadero».

Y agregó: “Además, hay otras dimensiones que hay que analizar sobre los feedlots. Una es que los granos no provengan de lugares «habilitados» por la deforestación, práctica que aumenta las emisiones de gases de efecto invernadero. Otro se refiere, por ejemplo, a la calidad de los alimentos, porque la mejor calidad produce menos emisiones de metano y viceversa. Incluso sería deseable modificar el manejo para producir la misma libra de carne con menos grano”.

El investigador aclaró que Argentina está en todo caso lejos de los países que más gases de efecto invernadero emiten, que son China, Europa y Estados Unidos. “Aunque emitimos solo el 1% de estos gases a nivel mundial, también debemos tener cuidado de reducir cada vez más el impacto ambiental de nuestro ganado. ¿Porque? Porque, por ejemplo, si nuestra carne se exporta, tendremos que poder darle una etiqueta de bajas emisiones o de baja huella ecológica”.

«Necesitamos repensar nuestros sistemas pastorales. Será clave restaurar las fuentes de forraje, como los pastos de alfalfa, y esto requerirá mejorar los niveles de nutrientes del suelo para capturar el exceso de carbono atmosférico. Pero insisto en que de ahora en adelante, la forma en que desarrollemos la ganadería, el manejo que apliquemos y las tecnologías que adoptemos, determinará si el suelo actúa o no como sumidero de carbono”, enfatizó Garbulsky.

Finalmente, el profesor FAUBA enfatizó que aunque el contexto socioeconómico muchas veces juega en contra, existen alternativas de manejo relativamente asequibles y sencillas como las mencionadas que reducen el impacto ambiental de la ganadería. “Por un lado, es muy importante no confrontar y no mirar dentro de la ganadería sin ceñirse a ningún número que diga que la Argentina es verde. Por otro lado, la formación es fundamental. En la Especialización EPG se discuten constantemente estos temas y creo que ese es el camino para superar los ámbitos productivos, académicos y de la sociedad en su conjunto”.

Fuente: SLT/FAUBA