La Argentina está a las puertas de un gran cambio, donde será necesario producir más carne que nunca para poder seguir abasteciendo sin contratiempos nuestro consumo, el más grande del mundo por persona, y también para exportar a las distintas góndolas del mundo.
Es claro que nos enfrentamos a una demanda estructural insatisfecha de carne en el mundo, aparte de las guerras y el impacto del Covid hay pocos países con la capacidad de suplir esta demanda creciente, Argentina es uno de ellos junto con el resto del Mercosur países.
En los últimos 20 años, la producción mundial ha aumentado un 27% y el comercio internacional, las exportaciones un 110%, la oferta no cubre la demanda. Durante el mismo período, el precio internacional se elevó un 60% por encima del de la carne de ave y cerdo; las posibilidades biológicas de hacer coincidir la oferta con la demanda son escasas. Antes de 2012, China no existía en el mercado mundial y se esperaba que demandara 3,5 millones de toneladas en 2023, un 24% más de lo esperado debido a las restricciones de COVID.
Por otro lado, África ha pasado de demandar 400.000 toneladas en el año 2000 a 800.000 toneladas en la actualidad, y en 2030 se espera que las importaciones alcancen los 1,2 millones de toneladas.
Ante todas estas buenas noticias de demanda, hemos ido avanzando en la mejora de nuestra producción con un incremento en el peso promedio al sacrificio alcanzando niveles récord mes a mes, llegando a 232 kg/cabeza, vendiendo aún más las vacas no productivas y reemplazándolas por novillas criadas a una mejora en la relación ternero/vaca a valores superiores al 66%.
Ante cambios tan importantes, tuvimos un tercer La Niña consecutivo, lo que trajo consigo una importante disminución en la producción de forraje, lo que provocaría una disminución en la tasa de preñez de este último servicio, por lo que la oferta de terneros en 2024.
Hay que recordar que la producción ganadera argentina es principalmente a base de pastos, el 90% de la energía de cualquier pieza de carne proviene del pasto que producimos, la variable principal y de mayor peso en nuestra producción cárnica es el pasto.
A partir de aquí, y teniendo en cuenta que la demanda global de nuestro rebaño es de 36,6 millones de piensos, descontando un 65% de destete y una oferta media de 38,7 millones, el impacto de la sequía será significativo. El precedente más cercano es lo que sucedió en la sequía de 2007 a 2009, cuando la tasa de destete promedio nacional cayó a 59% y 57%, por debajo del promedio histórico de 64%. Esta caída de 5 a 7 puntos en los terneros podría significar una pérdida de más de un millón de terneros en 2024 en comparación con 2023.
Considerando la gran importancia del pastoreo en la producción de carne, hemos analizado la información proporcionada por el Comité de Control de Forrajes, la cual se presenta en el cuadro adjunto. Cuando comparamos la Niña 2022/2023 con la sequía severa en amplias zonas del país, encontramos que la producción de forraje ha disminuido en todas las regiones del CREA en mayor o menor medida en comparación con los promedios de 2018 a 2022, todo evaluado a través de la información proporcionada. por satélites.
Las pérdidas de forraje son importantes en todas las zonas evaluadas, siendo menores hacia el oeste, semiárido y mayores en las zonas de la provincia de Buenos Aires, sureste y suroeste, donde la proporción de vacas en el país es mayor.
La zona central es la de mayor impacto, perdiendo en promedio 3.800 kg MS/ha por año de todas las fuentes. El CN y la alfalfa pura tuvieron una pérdida cercana al 40% en comparación con el promedio, siguiendo al pasto de trigo y los pastos asociados.
La zona semiárida es la que menos impacto tuvo en la pérdida de producción de forraje con un 17% respecto al promedio, principalmente para alfalfa y raigrás.
La región Sudeste sufrió una pérdida del 30% en comparación con el promedio, afectando por igual a KN y pastos asociados.
En la zona suroeste, hubo una reducción de la producción del 23% con mayor impacto en los pastos combinados y campos naturales y menor impacto en los pastos de gramíneas.
Fuente: Produce Conservando – Ing. Agr. fernando canosa (Conocimiento de los animales de granja); Ing. Agr. matej hopff (Conocimiento de los animales de granja)