El nuevo mapa fue elaborado por un equipo de investigación del INTA, la Secretaría de Agricultura de la Nación, Aapresid y CREA y busca conocer y comprender la distribución espacial de este elemento fundamental para el diseño de estrategias de conservación de suelos.
El carbono orgánico del suelo (COS) es una base fundamental para el desarrollo de una agricultura sostenible, ya que es el principal indicador de la calidad del suelo y su potencial productivo. Dado que el uso agrícola modifica las propiedades del suelo (físicas, químicas y biológicas), el conocimiento y comprensión de la distribución espacial del carbono es fundamental para diseñar estrategias de conservación, acordes con la necesidad de continuar produciendo alimentos para una población mundial en rápido crecimiento.
Por ello, un equipo de investigación del INTA, la Secretaría de Agricultura de la Nación, Aapresid y CREA presentó un mapa actualizado de la reserva de carbono orgánico que tienen los suelos argentinos en los primeros 30 centímetros de profundidad. El mapa está disponible en una plataforma en línea, es de libre acceso y gratuito.
“El hecho es que, con base en este trabajo, se pudo estimar que los suelos de nuestro país almacenan 13.300 millones de toneladas de carbono orgánico en los primeros 30 centímetros de profundidad”, confirmó Juan Gaitán, coordinador del Monitoreo de la Degradación del Paisaje. y sistemas productivos con metas de neutralidad en la degradación de la tierra- que agregó: “Esto representa aproximadamente el 2% del stock global de carbono orgánico estimado por la FAO”.
Dada la importancia global del carbono orgánico del suelo, “existe un interés creciente en estimar y mapear las existencias remanentes y su potencial de cambio para el secuestro de carbono con mayor precisión y con una resolución espacial más fina y una mayor dispersión geográfica. dijo Pablo Peri, coordinador del programa forestal nacional del INTA.
En ese sentido, el equipo de investigadores recolectó información de aproximadamente 5.400 muestras de suelo (a una profundidad de 30 centímetros) de todo el territorio del estado, procesadas por diversos proyectos de investigación entre 2015 y 2022.
Para preparar el mapa, utilizaron técnicas de mapeo digital de suelos para estudiar la relación entre los datos medidos en 5400 sitios y 40 variables climáticas, topográficas, edáficas y de vegetación para crear un modelo de predicción que permita la estimación del conjunto de COS en sitios no medidos y un modelo nacional. -mapa a escala.

De las 16 ecorregiones del país, la Estepa Patagónica, la Pampa y el Chaco Seco contienen la mayor reserva de COS, y juntas estas tres ecorregiones representan aproximadamente el 55% de la reserva del país. Mientras que Campos y malezas, Esteros del Iberá e Islas del Atlántico Sur son las ecorregiones con menor reserva de COS, con un 1,1% del total, influenciado por el área que ocupan estas ecorregiones. En términos de unidad de superficie, la ecorregión de la Selva Patagónica es la de mayor contenido, con 130 toneladas por hectárea; El bosque de los llanos y mesetas tiene el contenido más bajo con 32,5 toneladas por hectárea.
“Según los principales tipos de suelo, la deposición de COS por unidad de área fue mayor en los Histosoles con 108 toneladas por hectárea. Mientras que los suelos Entisols y Aridisols son los que menos COS almacenan con 38 y 41 toneladas por hectárea, respectivamente”, explicó Gaitán.
Los suelos de molisoles contienen la reserva de COS más grande del país con 5,17 petagramos (PgC) equivalentes a 5,170 millones de toneladas, seguidos de Entisoles con 2,27 PgC, Aridisoles con 2,14 PgC, Alfisoles con 1,30 PgC e Inceptisoles con 1. Estos cinco órdenes de suelos contienen 86,5% del COS total almacenado en los suelos de Argentina”, explicó Gaitán, y agregó: “Este estudio sugiere que con un pequeño aumento en la captura de C, los suelos tendrían un gran potencial para cambiar el balance de CO2. países y contribuir a mitigar el cambio climático global”.
Asimismo, cabe señalar que las áreas protegidas de Argentina cubren una superficie de aproximadamente 20,3 millones de hectáreas y contienen 1,16 PgC (promedio 57,2 t/ha), lo que representa casi el 9% del stock total de COS del país.
“La coordinación interinstitucional fue clave para lograr este trabajo”, dijo Agustín Pérez Andrich, director nacional de agricultura de la SAGYP, quien destacó el trabajo de muestreo de suelo realizado por delegados de diferentes provincias que contribuyeron a la elaboración del mapa de carbono. Espacio de almacenamiento.
Según Pérez Andrich, “la implementación de prácticas adecuadas de manejo de cultivos extensivos en los suelos de la Pampa (donde hay suelos del orden de los Molisols en los que se cultivan la mayoría de los granos) puede maximizar la capacidad de estos suelos para fijar carbono , lo que representa una importante estrategia para su conservación y también para la mitigación del cambio climático”.
Ana Wingeyer, investigadora del INTA Paraná -Entre Ríos- y coordinadora del proyecto Estrategias productivas que incrementen el secuestro de carbono en el suelo para mitigar el cambio climático, señaló que “el trabajo presentado sienta las bases para el desarrollo del comercio de carbono. y puede ayudar a identificar y priorizar sitios potenciales para proyectos de secuestro de carbono en tierra”.
“El concepto de que la tierra y la agricultura pueden representar simultáneamente soluciones a problemas globales como el cambio climático y la falta de seguridad alimentaria ha dado lugar a varias iniciativas internacionales que buscan conservar y aumentar las reservas de carbono orgánico”, agregó Wingeyer.
En línea con las medidas internacionales, el Acuerdo de París (COP21) en el contexto de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2015 apoya la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y el aumento de sumideros para la mitigación del cambio climático. Mientras que la Convención de las Naciones Unidas para Combatir la Desertificación ha adoptado el mapeo de las reservas de SOC como uno de los indicadores para estimar el área de tierras degradadas en el contexto del monitoreo del objetivo de lograr la neutralidad en la degradación de las tierras para 2030.
“Por eso, el mapa y sus futuras actualizaciones contribuirán a reportar avances en las metas adoptadas ante estas iniciativas internacionales, a saber, tomar medidas locales para reducir las emisiones y preservar e incrementar los sumideros y reservorios de gases de efecto invernadero”, enfatizó Peri.
En esa línea, Carolina Sasal, coordinadora del Programa Nacional de Recursos Naturales del INTA, señaló que es fundamental mantener redes de sitios de monitoreo permanentes y de largo plazo que permitan la actualización periódica del mapa. “El muestreo y análisis de los suelos que dieron origen a la elaboración de este mapa se basan en el trabajo conjunto de instituciones públicas y privadas, estrechando lazos y abriendo camino a nuevas líneas de investigación y desarrollo para la Argentina con trascendencia mundial”, dijo.