La institución que lucha por el cuidado del suelo pide preservar la forma de siembra directa con un informe sobre los pilares y desafíos que enfrenta esta tecnología en Argentina.
Existe una gran bibliografía que describe la degradación de la tierra en el mundo debido a la roturación y las pérdidas millonarias que genera en la rentabilidad y el medio ambiente. Un informe de 2013 de la reconocida revista Nature afirma que Argentina es líder mundial en la conservación de este recurso gracias a la adopción de la siembra directa (SD), o «no-till», que cubre más del 90% de las tierras agrícolas.
Sin embargo, en su informe ReTAA 20/21, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires midió un descenso en la zona sub-SD del 3%. Si bien el número no es exagerado, la Asociación Argentina de Productores Directos de Semilla (AAPRESID) advierte que se trata de un verdadero fracaso evolutivo desde el punto de vista conceptual.
“Es contraintuitivo volver a la innovación tecnológica que no solo nos permitió conservar la tierra, sino que contribuyó al desarrollo económico-productivo del sector y del país en los últimos 30 años, generando mayores rendimientos, la posibilidad de producción en áreas críticas, la inversión y el desarrollo de tecnologías relacionadas”, advierten al sujeto.
En ese contexto, la autoridad publicó un informe: “Labranza cero: principios, beneficios, problemas recurrentes y estrategias de enfoque de la labranza cero«.
Se basa en el trabajo de especialistas e incluye una visión general de los principios del sistema de siembra directa (SSD) y su contribución a la sostenibilidad, así como los principales problemas que hacen que muchos productores vuelvan al uso de discos, gradas de diamante o implementos. profundizar y diseñar una estrategia de acceso integral y sostenible para cada uno de ellos.
“Sabemos que muchos de los que eligen cultivar vienen de muchos años en SD. Como institución dedicada a la creación y difusión del conocimiento técnico agropecuario, queremos ofrecerte toda la información que necesitas para evitar este camino”, afirma AAPRESID.
¿Por qué están progresando las granjas?
Con base en encuestas entre productores, AAPRESID encontró que muchos de los problemas detrás de las decisiones de inversión están relacionados con una gestión insuficiente del SD como sistema.
Entre las primeras se encuentra la presencia de capas profundamente compactadas que limitan la productividad de los cultivos y el avance de malas hierbas de difícil control. Respecto a esto último, el informe señala que la simplificación debida, por ejemplo, a la fuerte adopción de cultivares tolerantes a herbicidas y al uso reiterado de los mismos herbicidas, aumentó la presión de selección que favorece el avance de aquellas especies tolerantes o resistentes que naturalmente existen. en el agroecosistema.
Además, advierte, “lo único que hará el sistema de labranza elegido (ya sea convencional, reducido o SD) será seleccionar ciertos tipos de malas hierbas en detrimento de otras”. En otras palabras, la labranza no elimina al enemigo, sino que le cambia la cara. A continuación, el informe describe en detalle una serie de estrategias integradas ya largo plazo.
Otro de los problemas identificados está relacionado con los requisitos ambientales, que resultan, por ejemplo, de las normas municipales que limitan el uso de tecnologías como los productos fitosanitarios en áreas suburbanas. Aquí, el informe afirma que simplemente prohibir los productos fitosanitarios para controlar plagas en dichos entornos, sin ofrecer herramientas alternativas para manejarlos, no es la respuesta.
Esto se evidencia en la pérdida de fertilidad por arado que enfrentan muchos productores suburbanos, en su gran mayoría pequeños jardineros que ven amenazada su sustentabilidad en el negocio. El informe advierte que al tratarse de un tema de interés para el conjunto de la sociedad, sería clave la inversión pública en el desarrollo del conocimiento y la adaptación tecnológica en estas áreas, a través de proyectos de trabajo que involucren a todos los actores.
Otro problema identificado es el actual sistema de alquiler. El informe explica que en Argentina, más del 60% de las tierras agrícolas se encuentran bajo el régimen de arriendo anual. Cuando el productor no está seguro de poder seguir cultivando la misma parcela en la próxima campaña, limitará, por ejemplo, la planificación de la secuencia de cultivo o el esquema de fertilización a largo plazo, pilares fundamentales de SSD. Una serie de contratos incluso se cierran tarde, con la consiguiente entrega de parcelas infestadas de malas hierbas, contra las que hay pocas opciones de control.
En esta línea, AAPRESID explica que la conciencia de los propietarios sobre la importancia del cuidado de la tierra es la clave para el cambio, pero vuelve a poner el foco en el Estado: “dado que la tierra es un recurso vital para toda la sociedad, sería importante que el Estado diseñar estrategias de apoyo al SSD, como programas de reducción de impuestos para quienes los implementen o planes territoriales como los que ya utiliza Uruguay”. Finalmente, el informe aborda otros desafíos relacionados con el propio sistema de labranza cero que requieren más investigación y desarrollo de información y tecnología para abordarlos. Entre ellos destacan: mayores riesgos de heladas, emergencia desigual, aumento de costos y falta de insumos.