En febrero se registró un crecimiento de apenas el 3% anual, que sube al 8% si se incluyen los días hábiles. Si bien fue febrero con el mayor número de animales enviados a cámaras frigoríficas desde 2009, está un 15% por debajo de esa referencia y no muestra la proporción habitual de animales mal terminados en estas vicisitudes climáticas. Participación estable de las mujeres, otro signo de cierta “normalidad”.
En febrero se enviaron a mataderos 1,05 millones de cabezas, un 12 por ciento menos que en enero y un 3 por ciento más en términos anuales. Ajustado según el día hábil, Koline muestra un incremento con ambas referencias: 7 y 8 por ciento, respectivamente, debido a que el mes de febrero anterior tuvo un día hábil más.
De esta forma, continúa la ligera tendencia alcista que se ha mantenido desde finales de 2021/principios de 2022.

Una posibilidad sería decir que este febrero fue el más grande desde 2009, el año de las súper rebajas. Esto sería cierto, pero sesgado. Porque, en realidad, estos poco más de un millón de animales superan a febrero de los últimos 5-6 años en no más del 3-5%. Y eso es un 15% menos que ese año.
Por lo tanto, no puede haber un aumento excesivo de las ventas para procesamiento en nuestro país debido a la gran sequía que está afectando a buena parte del país.
Esta moderación en el aumento de la oferta de frigoríficos es general para las principales categorías. Aunque es más evidente en los jóvenes.
Pero los adultos, vacas y bueyes, aumentan un poco más su ritmo, con oscilaciones, pero en proporciones que no corresponden a fuertes liquidaciones como en otras sequías prolongadas y significativas.
En el caso de las vacas, que hace unos meses mostró un aumento interanual inusual, cayó fuertemente entre junio y noviembre, hasta volverse negativo, subiendo de nuevo al +45% en enero, pero en febrero solo fue del +7. observado en la comparativa interanual (+13 corregidos de días laborables).
Otro signo de «normalidad» en la oferta de sacrificio es la proporción de hembras. Durante un año se mantuvo acotado entre el 43 y el 47%, al alza y a la baja, y el acumulado de 12 meses se mantuvo muy estable durante casi dos años en el eje del 45%.
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En resumen, seguimos argumentando que el ligero aumento en la matanza es una respuesta al ciclo, no a la sequía, y que los productores han realizado enormes esfuerzos y riesgos para mantener sus existencias a pesar de la grave escasez de pasto y los precios de los alimentos.
Otro elemento que contribuye a esta hipótesis es la opinión general sobre los mataderos en el sentido de que no se ve la proporción de animales mal terminados, común en las sequías.

Fuente: valorcarne.com.ar