A principios de esta semana, Embrapa dijo que la Comisión Técnica Nacional de Bioseguridad de Brasil (CTNBio) consideró que la soja desarrollada en Brasil era convencional.
Es un material tolerante a la sequía gracias a la técnica de edición de genes CRISPR (Clustered Regularly Interspaced Short Palindromic Repeats). La decisión se tomó con base en el decreto del 15 de enero de 2018, que regula el uso de técnicas de edición de genes en Brasil (Resolución No. 16).
Al respecto, Alexandre Nepomuceno, titular de Embrapa Soy, y la investigadora Liliane Henning señalaron que al considerar esa soya como «no transgénica», los procesos de investigación son menos burocráticos y, por lo tanto, es posible reducir los tiempos y costos de la sequía. . cultivares tolerantes llegan al mercado con seguridad biológica asegurada.
“Gracias a esta decisión de la CTNBio, como empresa pública, podremos probar esta tecnología en campo y, de tener éxito, reducir las pérdidas por falta de agua en el campo”, explica Nepomuceno. Al confirmar que la planta diseñada tiene características de tolerancia a la sequía, la soya seguirá las mismas etapas de desarrollo que el cultivo convencional. “Esta soja se someterá a pruebas para evaluar su valor en términos de cultivo y uso, así como su comportamiento en diferentes ambientes de producción. Este proceso toma un promedio de 3 años”, dijo Henning.
Profesionales aseguraron que en adelante no será necesario realizar el complejo proceso de desregulación comercial del producto transgénico, que es lento y costoso. Para desarrollar la planta modificada, los científicos de Embrapa Soy utilizaron el conocimiento de la genética del cultivo, que está involucrada en sus respuestas de defensa contra la sequía.

Durante este proceso, se identificaron fuentes de tolerancia a la sequía en el Banco de Germoplasma Activo (BAG), una colección de semillas de más de 65.000 accesiones de soja (diferentes tipos de grano). “Estas fuentes de tolerancia no necesariamente tienen las características saludables y de alto rendimiento de los cultivares comerciales. Por eso, la estrategia del equipo de investigación fue usar un cultivar altamente productivo para cambiar su ADN, mediante una técnica de edición de genes, una característica que trata de reducir las pérdidas de productividad cuando ocurren sequías”, dijo Nepomuceno.
El informe de Embrapa revela que en invernaderos, que son un ambiente controlado, la planta modificada demostró ser más tolerante a la sequía que otras plantas estándar con las que fue comparada. Sin embargo, aún faltan pruebas de campo y, a partir de esta aprobación de la CTNBio, existe la posibilidad de validar el plan modificado en diferentes regiones productoras de soja, dice la institución.
La sequía es un problema complejo que ha causado graves daños a la soja en Brasil. Datos de Embrapa Soy muestran que en la zafra 2021/22, los estados de Rio Grande do Sul, Paraná, Santa Catarina y Mato Grosso do Sul perdieron más de R$ 70 mil millones en soja sin cosechar debido a la peor sequía en décadas.
En este sentido, la edición del genoma CRISPR se presenta como una técnica óptima, ya que permite la identificación de genes de interés en el ADN de la especie objeto de estudio y su modificación según las necesidades de la investigación. Esta metodología puede considerarse revolucionaria ya que ayuda a manipular genes con mayor precisión, rapidez y menor costo.
En cuanto a la armonización de la legislación mundial, Embrapa destaca que la decisión de la CTNBio apoyada en la legislación brasileña (RN16) está en línea con lo que está sucediendo en la mayoría de los países que desarrollan tecnologías para la agricultura, como Estados Unidos, Canadá, Australia, Japón, China y Argentina.
“Se entiende que la seguridad biológica se mantiene cuando los cambios en el ADN realizados mediante técnicas de edición de genes reproducen mutaciones que podrían ocurrir de forma natural u obtenerse mediante técnicas tradicionales de mejora genética. Por eso, estos organismos con genomas modificados no eran considerados organismos transgénicos, sino convencionales, enfatizó Nepomuceno.
Embrapa ya desarrolló plantas resistentes a la sequía a través de organismos transgénicos, utilizando genes de otras plantas en la soja. “Lamentablemente, la polémica en torno a esta importantísima tecnología hizo que el costo de comercialización fuera inasequible para empresas públicas como Embrapa o nuestras universidades. Ahora, en la era de la edición de genes, tenemos una gran oportunidad de llevar tecnologías importantes a la agricultura”, enfatizaron Nepomuceno y Henning.