Gabriela Iturrioz está a cargo del diseño de El Galpón del Edén, una línea de utensilios de cocina que nació en General Acha y es buscada por chefs y celebridades
General Acha está a la entrada del desierto, mediterránea y pintoresca, moderna y tradicional a la vez, sus calles aún conservan el alma de la ciudad. Es la tercera ciudad de La Pampa y tiene una posición estratégica: Es un paso obligatorio para todos aquellos viajeros que vienen desde Buenos Aires al Alto Valle de Río Negro, Neuquén y los principales destinos turísticos andinos de la Patagonia. Antes de entrar en la legendaria ruta del desierto, La Nueva Moderna es un colmado centenario que ofrece platos de original diseñoúnico en el país.
“Queremos alegrar tu día a día”, dice Gabriela Iturrioz, jefa de diseño de El Galpón del Edén, una línea de azulejos utilizada por famosos chefs y celebridades.
“Hacemos más que una fuente loca, vendemos un puente emocional que te conecta con lo mejor de tu infancia, con la mesa familiar”, dice Iturrioz. Próximamente abrirán sucursal en Miami satisfacer la demanda del público norteamericano y europeo. Viajera, visita los principales bazares de Nueva York, Milán y el resto de Europa. La mayoría de los platos son de cerámica. “Solo un pequeño porcentaje está enojado; Nos preguntan de todo el mundo”, admite Iturrioz.
“Todo empezó en Shanghái, en 2019, cuando me encontré con una persona que me los ofreció”, cuenta Iturrioz, licenciado en ventas internacionales y subastador, con una vida digna de un guión de serie. Además de su extraordinaria capacidad de trabajo y sentido de la estética, puede subirse a la cama de un camión y realizar una subasta de los activos del negocio familiar del destinatario.
“Desde niño iba a las subastas con mi padre y mi abuelo, es parte de mi vida”, recuerda Iturrioz. En un mundo reservado a los hombres, su presencia no pasa desapercibida. «Es un trabajo duro y, mientras tanto, diseño libros», añade.
Fue a China en busca de bombas solares, muy utilizadas en la pampa occidental, un país árido donde el agua es un bien muy escaso. Sin embargo, se encontró con locos en el camino. Esa persona te los ofreció. «Me gustaron los azulejos chinos, pero no el diseño, así que los hicimos nosotros mismos», dice. Creó una línea de vasos, jarras, tazones, teteras, ollas, platos y coladores con un gallo azul como característica.. Al crecer en el campo, el simbolismo la llevó directamente a esos años.
“No producimos un solo producto: cada esmaltado tiene una fuerte conexión con la familia”, confirma Iturrioz. Hasta los cinco años vivió en un campo en la zona de Padre Buodo, muy cerca de General Acha. En la familia siempre había locos, mi madre y mi abuela, cocinábamos con ellos”, añade.
¿Por qué diseñar un gallo? – El gallo es el que te despierta primero – dice. A esta colección le pusieron el nombre de su abuela y Néstor Hugo Fuentes, su esposo y síndico a cargo. “Son tesoros”, resume Iturrioz, refiriéndose a los paneles de azulejos expuestos en el salón centenario de la histórica tienda La Nueva Moderna.
Se exhiben así en estantes altos, inmaculadamente limpios, orgullosos y encantadoramente caprichosos: como si hubieran sido hechos hace horas. El trabajo de reforma y mantenimiento de todo el almacén es maravilloso.
“El Galpón del Edén” es el nombre elegido por Iturrioz para aglutinar toda la línea de tejas, pero también una amplia gama de objetos que equilibran la historia fuertemente asociada al hombre del pueblo del almacén. «Quería incorporar un look femenino», dice Iturrioz. Lo logró en poco tiempo, hoy es la decoración más importante de La Pampa, una boutique que marca el camino de las tendencias y está en el radar de los mejores chefs. En esta introducción a la tierra seca y agrietada, antes de adentrarnos en el desierto solitario, este edén brilla como un faro iluminando una propuesta estética y bella. Es un viaje al pasado, a los buenos viejos tiempos. Todo loco me devuelve a mi infancia, recuerda Iturrioz.
Un almacén de la década de 1920
La tienda de abarrotes La Nueva Moderna (originalmente llamada La Moderna) es el edificio donde transcurrió gran parte de la historia del General Acha, inaugurado en 1920 cuando la ciudad estaba en sus inicios. Allí las mujeres, además de ofrecer comida, iban a buscar telas para tejer y confeccionar sus vestidos. “Vinieron buscando un antecesor”, dice Iturrioz.
Ciento veintitrés años después de su fundación, continúa prestando los mismos servicios, capitularmente durante la vida de Acha. Además del área decorativa, también hay un galpón donde se fabrican repuestos para los molinos, válvulas, tuberías y todos los elementos que se utilizan en el trabajo diario del pueblo. El pueblo es sinónimo de trabajo, pero también de una estética propia. Aquí es donde ambos mundos se unen. La tienda de abarrotes fue fundada en 1920 y ha sido completamente renovada Cortesía: El Galpón del Eden
La tienda pasó por varias manos, pero en 1972 se cerró y con los años fue comprada por Néstor Fuentes y La Moderna SRL. Así nació «La Nueva Moderna», el rincón se alza con majestuoso orgullo, los pisos y techo son originales, al igual que las estanterías. Por un lado, coral con mucho trabajo en campo, herramientas y códigos propios. Azulejos y elementos decorativos en la amplia y espaciosa zona de venta. Es uno de los almacenes mejor mantenidos que uno puede ver.
Es una parada obligatoria en la cadena de tiendas de abarrotes de la que forma parte. “Se destaca el sello del antiguo negocio, con un toque moderno, ofreciendo nuevos productos que apoyen el trabajo de las familias campesinas”, dice Adriana Romero, secretaria de turismo de La Pampa.
“Los almacenes son parte de nuestra vida y, si no estuvieran, nos estaríamos perdiendo algo”, señala Romero. Son un testimonio de la esperanza que tenían sus creadores de echar raíces en este país, y por eso hicieron grandes obras que continúan hasta el día de hoy. Los almacenes eran el centro social de algunas ciudades, el lugar de reunión, el pulso del progreso de la comunidad”.
El loco fenómeno «El Galpón del Edén» traspasó las fronteras de General Acha. Símbolos de la cocina familiar, clientes de todo el país vienen a buscar algunas de las colecciones. “Nuestro objetivo es llegar a Estados Unidos y Europa”, dice Iturrioz. Landing in Miami busca lograr ese objetivo.
Mientras tanto, sus diseños se pueden ver en la Pulpería de los hermanos López May (en Tigre) o en la bodega Zuccardi en Mendoza. Celebridades como las hermanas Zaira y Wanda Nara tienen sus propios manicomios. “Cada mujer que viene puede encontrar objetos del mundo rural, pero también de la ciudad”, dice Iturrioz.
“Nos enamoramos de sus productos”, dice el chef Máximo López May. En septiembre de 2021 abrieron La Pulpería junto a su hermana Juliana, un restaurante en la vieja esquina de Tigre. Allí crearon un programa transmitido por el Canal Gourmet llamado «Máximo y Juliana», tema de temporada que se centró en las recetas de reliquia. Utilizaron platos de El Galpón del Edén. “El romanticismo nostálgico de enlozad se combinó de manera ideal y fue la mejor plataforma para nuestras recetas”, dice Máximo.
“En La Pulpería nos esforzamos por brindar una experiencia más completa que solo servir comida”, agrega López May. Sentimos que los locos nos representan». Allí se venden los esmaltados, junto con una selecta colección de artículos de cocina.
“Somos una familia del campo, de la pampa argentina”, dice Iturrioz. Esa esencia familiar es una de las claves del éxito de sus locos. Diseños exclusivos relacionados con la tradición local y la propia familia siguieron desde el gallo. Es posible ver copas de la colección Abuelo Tito u Oliva (frutas traídas por inmigrantes españoles e italianos), cántaro bombé Abuelo Celestino, puchero Abuelo Quito o platos fuertes Abuelo Alicia. La fuente de horno Abuela Encarnación se elabora siguiendo este concepto: “Su estética vintage es perfecta para llevar del horno a la mesa, sin perder la elegancia”.
“Los locos formaban parte de nuestra historia más cercana, nuestras madres y abuelas cocinaban con ellos en hornos de leña”, cuenta Iturrioz. Estamos convencidos de que el estilo y la calidad de los productos para el hogar embellecen nuestra vida”.
FUENTE: LA NACION – Leandro Vesco