Enfermedades en el punto de mira hacia el final de tl

Enfermedades en el punto de mira hacia el final de tl

marzo 8, 2023 0 Por Jose Luis Heredia

El control de enfermedades foliares en plantas anuales también es importante en años secos, donde la salud también mejora para mantener los rendimientos.

¿Cómo identificarlos? ¿Cómo controlarlos? ¿A qué hora? ¿Con qué productos? Estas fueron algunas de las preguntas de la jornada Aapresid “Productor en Acción” (UPA) organizada por la región del Rosario en Chañar Ladeado, a la que asistieron destacados fitopatólogos, técnicos, productores y empresas.

Muchos patógenos que atacan cultivos como la soja o el maíz sobreviven en el suelo. Por esta razón, algunas enfermedades policíclicas pueden reaparecer en años húmedos y «aparentar» estar ausentes en años secos, y se debe prestar especial atención a esto.

Óxido y manchas: tradición del maíz
La roya común (Puccinia sorghi) es un personaje recurrente en la zona central. La fitopatóloga especializada Margarita Sillón (Centro de Sanidad Sillón y Asociados) señala que la siembra tardía de este año (pensada como una estrategia para escapar del estrés de enero en el período crítico) combinada con la falta de lluvias, genera un ambiente propenso a el desarrollo Esta enfermedad no solo limita la fotosíntesis y la removilización de las reservas de relleno de grano, sino que también puede aumentar la pudrición del tallo y la raíz, lo que provoca grandes pérdidas debido a la rotura y el vuelco de la cosecha.

En cuanto a las manchas, la más conocida es el tizón del maíz (Exserohilum turcicum). Aunque el patógeno rara vez llega a la mazorca, afecta las hojas de abajo hacia arriba, provocando su caída y, en última instancia, reduciendo los rendimientos.

Otra de las patologías que está haciendo ruido en las últimas campañas es la antracnosis del maíz. Esto se evidencia por lesiones en la nervadura central de las hojas, largas y negras, y luego se estira. Se comporta como pudrición de raíces y tallos en esta zona donde se observan plantas secas aisladas junto con otras plantas verdes y suele aparecer tarde en el ciclo por lo que es muy difícil de controlar. También están presentes Golpe Blanco (Fusarium graminearum) y Diplodia, que aprovechan los daños causados ​​por el tizón y la roya para colonizar y producir pudrición del tallo y la raíz, lo que resulta en la pérdida de plantas. Por otro lado, muchos de ellos son los mismos patógenos de la pudrición de la mazorca.

“En el maíz hay una interacción muy grande entre estos enemigos y un gran desconocimiento del diagnóstico de nuevas enfermedades, por lo que vale la pena tomar muestras y enviarlas al laboratorio para estar seguros antes de decidir aplicar fungicidas”, opina Sillon.

Aparecen pudriciones de soja con termómetros que explotan y lluvias torrenciales
La pudrición carbonosa de la soja (Macrophomina phaseolina) está empezando a aparecer mucho en la zona. El hongo se encuentra en todos los suelos, es endémico de Argentina y puede vivir mientras llueva y la temperatura no supere los 35°C. Esta campaña de termómetros reventados y falta de lluvias fue ideal para que el patógeno buscara agua en las raíces de las plantas, las colonizara cortando el flujo a las hojas y causara daños de muerte. En ocasiones se acompaña de otra enfermedad vascular, como la pudrición por Rhizoctonia.

Carboxamidas recibieron plazas en control químico
La mejor recomendación es siempre utilizar materiales resistentes o tolerantes, rotación de cultivos y tratamiento de semillas. Pero cuando la prevalencia e intensidad de la enfermedad es alta, es necesario recurrir al control químico o biológico.

También es importante ver la película completa de 2 o 3 semanas y no la foto actual del problema, porque son los años en los que el comportamiento de los hongos es atípico y seguir el umbral de daño económico puede no ser la mejor decisión. .

Los triazoles y las estrobilurinas son los fungicidas más utilizados para el control de enfermedades foliares. El conocimiento de su mecanismo de acción permite su uso adecuado. Una mezcla doble de estrobilurina y triazol, siempre aplicada en las etapas vegetativas y antes de R1, funciona muy bien en el caso de la mancha del maíz, porque después de eso el control es casi imposible.

Sin embargo, el uso de carboxamidas ha ido en aumento en los últimos años. Las carboxamidas son superiores entre los inhibidores respiratorios debido a su mayor espectro y potencia.

Son sistémicamente activas (con movimiento en plantas) y tienen mayor especificidad contra patógenos del grupo de los basidiomicetos, como royas y mildiú velloso. Para una buena efectividad, siempre es necesario aplicarlos en mezclas de dos o más fungicidas del grupo y pueden usarse de manera preventiva o en las primeras etapas del desarrollo de la enfermedad.

¿Bioestimulantes versus fungicidas?
En desarrollo de tecnologías, los bioestimulantes permiten ampliar el espectro de protección de cultivos incluso antes de la siembra. Su principal función es mejorar la respuesta de las plantas a determinados patógenos.

Son eficaces en el tratamiento de la semilla para acelerar la emergencia y pasar rápidamente a través de la etapa de plántula, que es naturalmente más susceptible a los patógenos. Los tratamientos foliares funcionan como generadores de defensa en las plantas. Aunque todavía se está estudiando el momento óptimo de aplicación, una posibilidad es producir un bioestimulante junto con un fungicida. La segunda es desplegarlos.

“Debe quedar claro que un bioestimulante nunca debe reemplazar a un fungicida porque funciona en diferentes lugares. Además, lo orgánico debería convertirnos en un fungicida ‘pioteriano’”, subraya el fitopatólogo. Son altamente complementarios ya que uno actúa sobre el huésped y el otro sobre el patógeno.