
Fabián Bermann tiene un campo en Ing. Luigi, La Pampa, donde su abuelo empezó a criar ganado en los años 40 y, ante el avance de la agricultura, dejó atrás todo el ciclo para ser pura ganadería. Con el nuevo modelo pudo destinar entre 450 y 500 vacas Angus, negras y rojas, entre 450 y 500 vacas de alfalfa, verde y sorgo, además de vaquillonas, e incluso complementarlas con maíz, asegurando una buena disponibilidad de forraje, clave problema en tiempos de sequía. Sin embargo, en un diálogo con carne valiosa, explicó que existen otros pilares clave para el éxito empresarial.
Vacas con cría en servicio de 70 días, noviembre/diciembre 2022.
“Sincronizamos la calefacción y hacemos un servicio corto de 60-70 días. Para nuestra propuesta sería imposible extenderlo a 90 días, tenemos un contratista esperando para plantar. Además, con este tipo de manejo logramos un 92-96% de preñez y más del 70% de terneros nacidos en el primer mes de parto”, dijo Bermann, y agregó que el promedio histórico de destetes llega al 91-93%, lo que les permite para estabilizar las ventas. .
“Los terneros machos salen enteros, de 80 a 110 kg, los compradores los terminan como MEJ. Las hembras también se venden con ese peso después de elegir un reemplazo, hay que darle espacio a la agricultura y recrear algunas para las madres”, comentó, asegurando que los compradores se interesan por sus animales porque están “criados y sanos”.
Terneros enteros, de 2 a 4 meses de edad y peso promedio 108 kg, vendidos en diciembre. en 2022
Y en este sentido, el establishment ha hecho importantes avances. “Nuestro veterinario, que nos asesora desde hace 25 años, hizo un plan de salud normal. Pero aparecieron hechos que nos sobrepasaron, hubo un ternero que nació muerto, un aborto espontáneo. El responsable los detectó durante el recorrido, dos veces al día”, recordó.
Por eso acudieron al Centro de Diagnóstico Veterinario del CDV. “Llegaron al campo, tomaron muestras y encontraron algunas vacas positivas para IBR, muy pocas. Ya usábamos vacunas del laboratorio, pero había cepas nuevas, lo que dio pie a investigaciones”, aseveró.
Con el diagnóstico en mano, se realizaron cambios en el plan de salud como acortar el período entre vacunas, acercar el momento del parto y aumentar las vacunas reproductivas.
“El trabajo es conjunto con nuestro veterinario. Es muy importante para el productor, que no haya diferencias entre los asesores”, señaló Bermann. ¿Qué hacen con los resultados positivos de IBR? “Es difícil conseguir calcetines porque en nuestro caso la vaca se veía sana, estaba alimentando al ternero y estaba preñada nuevamente. Aquí se puede ver el trabajo en equipo, lo cual es muy bueno porque los indicadores del rodeo están funcionando y por ahora se está haciendo un seguimiento especial. También es una decisión empresarial clave: a la larga será su última aparición, saldrá de la cancha”, advirtió.
Después de todo, Bermann señaló esto en su «Quédate a los 25», nombre de la empresa, invierten mucho capital para dar a las vacas las mejores oportunidades. “Comen bien, pero sin un buen manejo sanitario la comida no sirve, es como el capó de un carro, hay que apretar todas las tuercas”, enfatizó.
gran momento
Néstor Tursi.
Otro caso en el que es «salud inteligente» contribuye fuertemente al resultado Posavina SA, una empresa con 50 años de experiencia, con ranchos en Tandil y Rauch en Buenos Aires, donde tienen un rebaño de Angus, criando -con un total de seis mil madres- y terminando 1700-1800 de bueyes propios y otros 500-1000 comprado
“Antes la ganadería era más tradicional, con menos alimentación complementaria y una sanidad muy básica. Hace unos 10 años hicimos cambios importantes: redujimos un poco la carga de trabajo, comenzamos a producir más alimentos, ajustamos la dieta y reforzamos los controles sanitarios. El objetivo es mejorar los indicadores reproductivos y de cría y engorde, para aumentar las ganancias individuales”, afirmó. Néstor Tursiadministrador de la empresa
¿progreso? “La tasa de embarazo, por ejemplo, promedió 88 por ciento, y cuando hubo sequías o inundaciones, especialmente en la cuenca del Salado, bajó aún más. Entonces, nos fijamos la meta de que el embarazo no sea menor al 95%. Todavía no lo hemos logrado, en una zona estamos entre el 92 y el 95 por ciento, y en otra, donde tuvimos algunos problemas de salud, que ya estamos dejando atrás, vamos entre el 91-92 por ciento”, afirmó.
¿Se mantienen estos parámetros en la sequía actual? “Sí, a pesar de la baja producción de pasto, teníamos muchas reservas y la condición corporal de las vacas casi no bajó, incluso en lactación, logramos mantenerla en 4, en una escala de 1 a 5, es decir, es muy importante», respondió.
Para los Tursi, otra clave para mejorar el embarazo fueron los controles sanitarios, sobre todo las enfermedades venéreas, que aparecieron en uno de los campos.
“Hace unos años formulamos un plan de salud con el apoyo de la CDV, nos pusimos de acuerdo entre lo que queríamos y sus propuestas”, dijo.

“Nos ayudaron a saber qué problemas tenemos, vinieron al campo, hicieron análisis y nos dieron consejos. En algunos casos encontraron Tricomonas y Leptospiras, fue en la época de las inundaciones, 2015-2016, cuando había animales ingresando desde campos vecinos. En esos años éramos muy estrictos con los controles, hacíamos prácticamente 7 raspados por toro y cuando aparecía un test positivo lo retiramos e intensificamos la inseminación artificial. Así superamos las dificultades”, recordó.
¿Y en el futuro? “Nuestro plan es a largo plazo, el trabajo conjunto con el laboratorio y la cooperación del personal siguen siendo clave. En salud se tarda años en empezar a notar mejoras y ya vamos camino de conseguir nuestros objetivos”, concluyó.
a pequeña escala
Andrés Notari vacunando con su padre (al fondo).
Andrés Notari Tiene un campo en Santa Teresa, al sur de Santa Fe, donde cría y cría terneros británicos, de hasta 250 kg, en 60 ha de alfalfa mezclada con festuca y 50 ha de pasto de mala calidad.
“Con mi papá, José, tenemos 150 mamás. Lleva años trabajando con vacas, pero le fue bien, con las vacunas obligatorias. Empecé hace 5 años, compré parte de ella y dedico parte de mi tiempo a esa actividad”, dijo.
Al poco tiempo, al notar que había muchos abortos y terneros con diarrea, empezó a indagar en la web del INTA y consultar al servicio técnico de la CDV.
“Los muchachos del laboratorio nos visitaron y tomaron muestras. Recuerdo que fue un año con pérdidas catastróficas, hicieron pruebas y las vacas dieron positivo para IBR. Ahí empezamos a poner vacunas, siempre con el visto bueno de un médico veterinario, y el panorama cambió mucho, se notó enseguida”, aseguró.
Con este avance, el fabricante continuó expandiendo el cuidado de la salud. “La leptospirosis, por ejemplo, tampoco se vacuna, se incorpora y ahí hemos dado un gran paso adelante. Mi papá tuvo un embarazo que no llegó al 70% y lo subimos al 80-90% en poco tiempo”, reveló. ¿Aún con la sequía mantuvieron esos índices? “Tenemos alfalfa que nos salvó, aunque hay que esperar al año que viene para ver los resultados del servicio, soltamos los toros en octubre y los dejamos cuatro meses y medio con las vacas”, explicó.

Otro avance fue el inicio de la inmunización de las vacas, antes del parto, contra la diarrea de los terneros. “En el primer año la situación mejoró mucho, pero ahora ha bajado, se ve que había mayor carga viral en el campo, nos desviamos mucho, habrá que consultar más”, dijo.
Al final, Notari dejó un consejo basado en su corta experiencia. “Soy nuevo en la ganadería y el primer año trabajé con rehabilitación obligatoria, por desconocimiento, pero el que se quema de leche ve una vaca y llora. Aprendí que si vacunamos a las madres, sacamos más crías”, concluyó.
Autor: Ing. agr. Liliana Rosenstein, editora Carne de valor
Fuente: valorcarne.com.ar