
Las estimaciones de la cosecha de este año, y por ende de los ingresos en dólares, siguen deteriorándose en paralelo a la nueva ola de calor. Esto complica aún más todas las variables económicas: no sólo la posibilidad de acumular reservas en el Banco Central, sino también el financiamiento de las cuentas públicas y la propia evolución de la actividad económica, en la que influye el sector agropecuario.

El banco central aceleró el ritmo de devaluación para no retrasar al dólar
Ayer, la Bolsa de Comercio de Rosario volvió a reducir las estimaciones para la cosecha de maíz, pero también para la de soja, que ahora estima en 34,5 millones de toneladas, prácticamente al mismo nivel que en 2018. También ese año, una severa sequía afectó la cosecha y, junto con el efecto del aumento de las tasas de interés en los mercados internacionales, fue un detonante clave para la serie de divisas que siguió. Es sabido que la desgracia nunca viene sola.
Aunque con precios más altos que hace cinco años, las pérdidas para el Banco Central por menores exportaciones de soja crecen y se quedan atrás de la estimación oficial, que hasta hace unos 20 días apuntaba a una caída de 6.000 millones de dólares respecto al año pasado. En el ámbito privado, en cambio, las proyecciones muestran una caída de hasta USD 10.000 millones.
De todas formas, Central ya sufre el desplome de los ingresos de divisas del día a día y acumula un saldo negativo de 500 millones de dólares desde principios de año.

Por sequía, nuevas estimaciones advierten disminución de exportaciones de soja
Pero las complicaciones no solo se sentirán en el mercado de valores, que es crucial para cumplir con los objetivos del acuerdo con el Fondo Monetario, cuyo objetivo principal es la acumulación de reservas. Las cuentas fiscales también sentirán el impacto a través de ingresos por deducción extremadamente más bajos. Todo en el marco de la brecha cambiaria que, si bien se mantiene estable desde hace tres meses, con el dólar financiero subiendo prácticamente al nivel del dólar oficial, sigue coqueteando con el 100% y desalienta a los productores a liquidar sus granos.

En ese sentido, los precedentes del «dólar soya 1 y 2» no dejan margen para que el Gobierno evite una tercera o incluso una cuarta edición de lo que formalmente se denomina «Programa de Incentivo a la Exportación» (PIE). Lo admiten hasta en el propio equipo económico. Un detalle pendiente es, en todo caso, el atractivo de los incentivos. “De la mano de la cosecha de granos de 2023 que podría ser $9.000 millones inferior a la de 2022, el origen del dólar de la soja podría ser menos predecible y los productores exigen una recompensa mayor que el 32% de diferencia que se dio en diciembre con el cambio oficial un curso. En este último caso, se reforzará la emisión monetaria por el plus, mientras que las reservas no podrán renovarse en la segunda mitad del año, con silos bolsas vacíos”, apuntaba en un reciente comunicado el economista de la Fundación Mediterráneo. análisis. Jorge Vasconcelos.

Sequía amenaza oferta de dólares: cosecha de soja caería casi 20% y cosecha de maíz sería la más baja de los últimos 5 años
En suma, la “recompensa” para los exportadores también contribuiría al fortalecimiento de los recursos fiscales, los cuales se verán mermados por un factor adicional de la dinámica del rubro: el éxito de la actividad económica. Por este lado, la noticia ya comienza a confirmarse como negativa: los últimos cuatro meses de 2022 tienen signo negativo en términos de crecimiento, y la recaudación de enero reportada por la AFIP subió, por primera vez en más de dos años, por debajo de la inflación. Es decir, aunque creció un 93,4%, cayó en términos reales, lo que es una señal de mayor debilidad de la economía.
El terreno este año será un motor que tirará mucho menos. “Una oferta más limitada de dólares afectará, por un lado, el crecimiento por las dificultades con las importaciones, pero también cuán extendida sea la sequía, redireccionará la actividad económica por el peso del sector”, dijo. Sebastián Menescaldidirector de la consultora Eco Go.