
La corrección horaria, que se refiere al consumo de carne de cerdo en Argentina, muestra que el consumo promedio se acerca a los 21 kilogramos. Más precisamente, 20,77 kg por habitante y año.
Después del censo (¡somos 46 millones!) dividido por el consumo anual, nos muestra este alentador registro. Y consideremos que los últimos meses del año pasado se ofreció el precio del buey que quedó emparejado con el precio de los capones, escenario que comenzó a revertirse en busca de una diferencia histórica, impulsado por el impacto de la sequía y en consecuencia el costo de piensos para el ganado.

En la tabla se adjuntan los valores de referencia de la carne vacuna promedio de cerdo, hoy con una diferencia del 39% más económica que la carne vacuna promedio. “Volvimos a ser una opción para los consumidores”, destaca JLU Consultor, y esto abre interesantes expectativas para la carne fresca de cerdo (hasta que esta demanda adicional sea sustentada por cortes de Brasil).
Los buenos números tienen sus razones
Son muchas y variadas las razones por las que los consumidores han integrado la carne de cerdo en su mesa, a pesar de que los alimentos porcinos siempre han formado parte del panorama alimentario criollo. Hace poco más de una década, las piezas de cerdo comenzaron a participar cada vez más en la elección diaria de proteínas animales de los consumidores finos, muy apegados a las bondades que presenta la carne vacuna.
El analista Juan Luis Uccelli asocia desde hace años el pulso del sector con una mirada que no se detiene en los costos intramuros de la finca para tomar observaciones más completas, que no pierden de vista las medidas gubernamentales ni los ingresos de los consumidores.
Estos números no se podrían alcanzar sin una cadena de suministro en cantidad y calidad, en la que se han realizado inversiones muy importantes en los últimos años, tanto en infraestructura productiva, genética, manejo y logística del aceitado para llegar cada día al mostrador con la máxima calidad. y góndola. que se multiplican cada año.
Con este salto en el consumo, la carne de cerdo se despoja de su vestidura de «carne sustituta» para jugar como titular, en las grandes ligas, por méritos propios y construyendo un futuro promisorio.
Desafíos por venir
El cerdo, además de sus conocidas virtudes, también tiene una adicional: da la bienvenida a todos los rangos, incluidos los miembros de OPG que entran y salen del negocio con su propia lógica; complejos industriales con miles de fábricas, tecnología, gestión de residuos, que en muchos casos son los engranajes de la economía circular. Para todo esto, es necesario conocer el sector, registrar a miles de porcicultores y promover reglas proactivas para cada empresario, con regulaciones específicas para cada caso, como sugiere el experto del Inte Marcos Juárez Jorge Brunori en cada intervención.
También es importante no renunciar al mejoramiento genético permanente, a la reducción de antibióticos, a la formación de una fuerza de trabajo que posea las habilidades y destrezas que requiere el futuro inmediato.
También es necesario fomentar la inversión en la industria frigorífica para que la logística y el transporte no resten el esfuerzo de eficiencia al resto de la cadena.
Y por último, nuestro principal activo, que nos otorgará una posición decisiva para ayudar al exigente mercado mundial: el estado de salud. En este sentido, Argentina tiene una ventaja competitiva decisiva en un mundo productivo plagado de diversas enfermedades (PRRS, ASK, Aujeszky y otras del universo digestivo y respiratorio). En este sentido, las medidas adoptadas para controlar el ingreso de personas sin estudio previo y la cuarentena parecen muy adecuadas.
Los hechos parecen indicar que el sector necesita crecer sin las inversiones de choque que ignoran Saber cómo típico de nuestra experiencia; aunque la vacilante inversión local no parece apostar en el pleno por la producción criolla que desalienta los cantos de sirena que venían del Oriente. Ya veremos.
Autor Osvaldo Iachetta / Redacción TodoCerdos