El INTA, en conjunto con el Conicet y la Universidad Nacional del Comahue, analizaron la respuesta de la especie Rytidosperma Virescens y hongos del suelo a diferentes periodos de reposo del pasto en condiciones de campo e invernadero. Es una planta dominante en el sur de la provincia de Santa Cruz, que forma parte de la dieta de las ovejas.
Santiago Toledo, especialista del Grupo de Agroforestería y Gestión del Agua del INTA Santa Cruz, explicó: “Se ha determinado que los períodos de recuperación adecuados para los sistemas de pastoreo rotativo deben tener al menos 50 días umbral para optimizar la producción de forraje y la simbiosis de los hongos micorrízicos durante el período primaveral. temporada de verano».
“Los hongos micorrícicos viven dentro de las raíces de las plantas y favorecen su supervivencia y crecimiento porque mejoran la absorción de nutrientes y agua del suelo al explorar más su volumen”, explicó Toledo. Y agregó que los hongos se benefician del aporte de carbono de las plantas.
Esta estrategia contribuye a alcanzar las metas de ganadería regenerativa y sustentable en los ecosistemas del sur de Santa Cruz, señaló el experto, sin degradar los sistemas que sustentan la producción ovina.
Es por ello que “se deben diseñar prácticas de manejo sustentable del pastoreo con miras a mantener o restaurar las comunidades de hongos micorrícicos para mantener un circuito de retroalimentación positiva con el desarrollo de las plantas y por ende la producción de forraje para la alimentación del ganado”, enfatizó Toledo.
El estudio se realizó en el Campo Experimental Potrok Aike del INTA, en el sur de Santa Cruz, una zona seca y fría ubicada en la Región Ecológica Estepa Seca de Magallanes. Las plantas se expusieron a condiciones de crecimiento en campo e invernadero; lo que permitió comparar los resultados de las plantas en condiciones controladas y verificarlos en las condiciones reales en las que crecen durante los 150 días del experimento, que abarcó el período vegetativo primavera-verano.
Los tratamientos evaluados fueron diferentes frecuencias de defoliación, explicó el técnico. Para ello se simuló el pastoreo de ovinos extrayendo la biomasa de las plantas mediante corte manual en diferentes intervalos de tiempo, los cuales se ajustaron a tratamientos de 20, 30 y 50 días.
«Cortar cada 20 y 30 días tuvo un impacto negativo en el crecimiento de las plantas y los hongos del suelo asociados», dijo Toledo. Pero en muchos casos, el manejo del pastoreo rotativo en la zona se realiza con intervalos de seis meses a un año, “no es del todo efectivo porque se pierden meses sin recolectar forraje para alimentar a las ovejas y también la posibilidad de que se regenere”, añadió.
Además, hay impactos negativos por los efectos del cambio climático o la sobrecarga más allá de lo que soportan nuestros pastizales. Esto reduce la eficiencia de nuestros sistemas y afecta las tasas de producción de ovejas.
“Esta investigación es otra herramienta a tener en cuenta al implementar el manejo del pastoreo rotativo porque tiene en cuenta el período de descanso en el que las plantas pueden recuperarse antes de seguir eliminando su biomasa”, concluyó Toledo.