Impacto de la sequía en la campaña 2022/23

Impacto de la sequía en la campaña 2022/23

enero 27, 2023 0 Por Jose Luis Heredia

La campaña 22/23 se caracteriza por transitar por un escenario complejo donde se espera que la producción de los principales granos sufra importantes recortes como consecuencia de las proyecciones publicadas al inicio de la campaña gruesa en septiembre pasado. Por razones climáticas, aumento de los precios de los insumos y políticas que en conjunto modifican las decisiones de los productores, se estimó un menor volumen de producción de granos. Sin embargo, la extensión del fenómeno “La Niña”, que se presentó por tercera temporada consecutiva, agravó aún más la situación, dificultando el proceso de siembra, el desarrollo de cultivos próximos a la superficie cosechable, provocando una disminución en los rendimientos potenciales.

La fase productiva de los cultivos de invierno ya está definida y dada la situación climática por la que han atravesado, los niveles de producción estarían por debajo de la campaña 21/22 y de la media de las últimas 5 campañas, especialmente para el trigo.

La sequía también está afectando a los cultivos de verano, por lo que las perspectivas para los próximos meses aún son inciertas. Aunque en las últimas semanas se han producido algunas precipitaciones en las principales zonas productoras, estas son inferiores a la campaña anterior e incluso inferiores a la media de los últimos años, lo que es insuficiente para mejorar la situación de los cultivos. Si bien se espera que las lluvias regresen en los próximos meses y alivie la situación del suelo en la campaña 2023/24, no permitirían mejorar el actual ciclo productivo.

Una caída en la producción de granos implica una reducción en las exportaciones, la recaudación de impuestos relacionados con este sector y su contribución al PIB. Este artículo presenta un análisis de escenarios que caracteriza los impactos cuantitativos que estas condiciones podrían tener sobre la economía argentina.

Estado del cultivo

Desde septiembre pasado, los niveles de producción de cebada y trigo han sufrido reducciones de 1,2 y 5,1 MTn, finalizando la producción en 3,8 MTn y 12,4 MTn, respectivamente. En general, la ausencia de lluvias a lo largo de la campaña, junto con las heladas repetidas en momentos críticos para la determinación de los rendimientos, provocaron pérdidas y pérdidas de superficie cosechada, tanto en el centro-norte como en el sur de Córdoba, tanto en los núcleos como en el norte de Córdoba. La Pampa-oeste de Buenos Aires, las regiones más afectadas.

La falta de humedad superficial en el centro-norte de la zona agrícola al inicio de la siembra de trigo no permitió completar los planes de siembra, y de la campaña 2022/23 quedaron aproximadamente 600 mHa de trigo, concentradas principalmente en el NOA, NEA, centro-norte de Córdoba y Santa Fe y núcleo norte. En NOA y NEA, las pérdidas por falta de lluvias se sumaron a las nuevas pérdidas por heladas registradas durante la primera semana de septiembre, con un 21% de campos entre floración y llenado temprano.

La falta de humedad condicionó el crecimiento de las plazas sembradas en el centro de la zona agrícola, que son las zonas Núcleo Norte, Núcleo Sur y Norte La Pampa-Oeste bonaerense, que son las zonas más afectadas. Durante la segunda semana de octubre, cuando el 21% del área sembrada se encontraba entre la floración y el inicio del llenado, se registraron heladas severas en estas áreas, provocando pérdidas e incluso pérdidas de área cosechada más allá de lo esperado originalmente. La condición de los cultivos se deterioró significativamente, con solo el 12% del trigo en condiciones excelentes/buenas, mientras que el 39% y 49% restante convergieron a condiciones normales y regulares/malas, respectivamente. Y finalmente, las heladas tardías en el sur de la zona agrícola, donde se concentra el 31,3% del estado, provocaron nuevas pérdidas en los rendimientos. Las precipitaciones acumuladas por debajo del promedio de las últimas 5 campañas (ver Cuadro 2) durante gran parte de la campaña condicionaron el crecimiento y establecimiento de los componentes del rendimiento, provocando no sólo pérdidas en los rendimientos de campo, sino determinando pérdidas de área cosechada por encima del promedio para el período.

La ausencia de precipitaciones también condicionó la dinámica de siembra de las anuales. Un suministro limitado de agua a principios de octubre frenó el avance de la siembra y dejó la zona fuera de la campaña 2022/2023. A la fecha continúa la siembra de soja secundaria bajo el escenario adverso, la cual se limita a las áreas que han experimentado pulsos de humedad durante la última quincena.

Los frentes de tormenta continúan siendo irregulares en términos de volúmenes acumulados y distribución geográfica. Además, son insuficientes para revertir el actual escenario de sequía, así como para permitir un avance homogéneo y fluido de las obras de implantación en la superficie restante. Este fenómeno se manifiesta en la falta de humedad superficial y el nivel de reservas de agua en gran parte del país (gráfico 3), siendo el centro de la zona agrícola una de las regiones más afectadas.

Al momento de esta publicación y justo antes del cierre de la ventana óptima de siembra en el centro del área agrícola, la siembra de soja cubre el 81,8% de las 16,7 MHa proyectadas, manteniendo un rezago interanual de 11,7 pp y un rezago de 11 pp con respecto al avance de siembra en las últimas cinco campañas. A su vez, la incorporación de cuadritos de maíz está 14,6 pp por debajo del avance promedio de las últimas cinco campañas, cubriendo el 69,9% de los 7,3 MHa proyectados para la campaña 2022/23, que es una siembra de maíz tardía y de segunda fecha. más afectados por la falta de humedad superficial en el centro de la zona agrícola.

En cambio, para el girasol la situación es heterogénea debido a las diferencias en las precipitaciones. En el norte, la falta de lluvias y heladas durante el período de floración del cultivo provocó una caída en los rendimientos, mientras que en girasol en grano en el sur de la provincia de Buenos Aires, el potencial de producción se mantiene cercano a los promedios de las últimas campañas.

La falta de precipitaciones, el agotamiento de los suministros de agua, el aumento de las temperaturas máximas y el aumento de la demanda atmosférica de humedad limitan el crecimiento de los cultivos. Estos fenómenos generarán una reducción en los rendimientos potenciales así como pérdidas significativas de área cosechada. A pesar de la expectativa de una reactivación de las lluvias a mediados de febrero y del establecimiento de un escenario climático neutro donde buena parte de los principales cuadros de cultivos de verano determinarán los rendimientos, la transición a ese escenario será lenta y se espera que las lluvias se mantengan por debajo del promedio para el resto de enero y la primera semana de febrero, mientras que las temperaturas máximas podrían mantenerse por encima de la media.

Escenarios de producción y exportación

Debido a las condiciones climáticas desfavorables por las que atraviesa la campaña 22/23, se espera un impacto significativo en la producción. Es importante señalar que si bien los rendimientos de los cultivos de invierno ya están establecidos, los cultivos de verano están en plena siembra en el norte del área agrícola y las etapas reproductivas están comenzando en el centro. El panorama aún es incierto ya que las condiciones climáticas seguirán siendo un factor determinante para la producción.

Se analizan dos escenarios posibles (Cuadro 1), los cuales se comparan con los resultados que se estimaron al inicio de la campaña densa (línea base), donde se regularía el nivel de humedad en los suelos. El escenario A implica una reducción de la superficie sembrada y una reducción de los rendimientos medios menor que la supuesta en el escenario B, en el que la situación climática tarda más en recuperarse.

Una reducción significativa en el nivel de producción significa una disminución en la exportación de cereales y derivados. Las ventas al exterior de trigo y cebada rondarían los 5,8 MTn y 2,19 MTn, respectivamente, 47% y 35% menos que el escenario base; en el caso del maíz, si se cumple el escenario A o B, las exportaciones podrían rondar los 28 MTn o 21 MTn, una disminución de 16% y 36%, respectivamente, con respecto a la base; Finalmente, para el complejo sojero, el volumen total exportado con relación a la base se estima 16% menor en el escenario A o 29% menor en el escenario B (Gráfica 4), entre 6.4 y 11.4 MTn menos.

efectos económicos

El Cuadro 2 resume el impacto sobre el producto agrícola bruto (BPA) en base a escenarios de cantidad y precio1 (Gráfico 5). Si bien las proyecciones publicadas al inicio de la campaña reflejaban un ligero descenso, la situación estimada es hoy más delicada que entonces.

Específicamente, se estima una caída importante en el aporte económico de los complejos agroindustriales tras el choque climático: el producto agroindustrial bruto estaría entre USD 42.136 millones y USD 37.418 millones, perdiendo USD 6.958 millones en el escenario A. y $11,676 millones en el Escenario B con respecto al escenario base.

Poniendo en contexto las dimensiones de estas pérdidas y teniendo en cuenta las últimas proyecciones del FMI para el PIB de Argentina en 2023 (que sería de USD 643.797 millones), la disminución del escenario A (respecto al escenario base) corresponde al 1,1% del PIB, mientras que el escenario B tendría un impacto negativo correspondiente al 1,8% del PIB. Estas cifras no miden las interacciones con otros sectores, por ejemplo, a través de efectos multiplicadores u otras variables macroeconómicas que exacerbarían estos resultados.

La cadena de valor de la soja experimentaría la mayor disminución en su contribución a la economía. Para el escenario base, sus aportes estarían entre $3.320 y $6.308 millones, dependiendo del escenario final. En la misma línea, los aportes de maíz se ubicarían entre $1.479 y $3.111 millones.

En cuanto a la distribución de impactos en las cadenas, si comparamos con la temporada pasada, uno de los más afectados sería el sector productivo, con una caída de USD 5.684 millones para el escenario base, USD 9.247 millones para A y USD 11.676 millones. USD en el escenario B.

Por otro lado, la recaudación de impuestos también caería significativamente. La tabla 3 muestra que las cadenas agrícolas contribuirían con un 18% menos en el escenario A y un 27% menos en el escenario B en comparación con la temporada pasada.

La principal causa de la reducción en la recaudación de impuestos son los derechos de exportación, los cuales habrían disminuido en USD 830 millones en el escenario base respecto a la campaña 21/22; mientras que las pérdidas podrían ser de $2.182 y $3.328 millones, respectivamente, si se cumple el escenario A o B. El impuesto a la renta y el agregado “otros”, que incluye el resto de impuestos nacionales y provinciales, también se verán afectados.

Finalmente, la Tabla 4 resume el impacto en el valor de las exportaciones. Si bien el escenario base ya contaba con una disminución del 6% en este indicador (en relación a la exportación de la campaña 21/22), la menor producción de los escenarios A o B podría generar una disminución del 21% o 33%. disponibilidad de divisas por 9.226 MUSD para el escenario A y 14.115 MUSD para el escenario B.

Puede ser útil aclarar que tanto las cifras de recaudación como las de exportación corresponden a valores devengados, es decir, son resultados económicos y no financieros. En la práctica, pueden existir factores que modifiquen la dinámica de recaudación y entrada de divisas, como ocurrió, por ejemplo, en 2022 con el Programa de Incremento de Exportaciones (o Dólar Soja).

Informe elaborado por la Bolsa de Cereales de Buenos Aires